¿Conoces la historia del bambú?
Aunque la mayoría lo desconoce, la planta del bambú invierte los primeros 5 años de su vida en asentar unas raíces muy fuertes bajo tierra.
Para cualquier observador externo, allí no estaría pasando nada, pues durante todo ese tiempo, ni siquiera una pequeña rama asoma en la superficie.
Pero cuando lo hace 5 años después, en poco más de un año la planta crece con furia hasta alcanzar los 6 metros de altura.
Y de la misma manera que no puedes pedirle al bambú que crezca más rápido, tampoco puedes acelerar según qué procesos en tu vida personal o profesional. Aprender a cultivar la paciencia es una de las habilidades que más escasean en una sociedad que lo quiere todo rápido y para ayer.
Cuando hablamos de paciencia, nos quedamos con:
1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
Es decir, la paciencia es la capacidad que tenemos los seres humanos para tolerar la espera, la incertidumbre y aceptar la frustración que genera el no saber a partir de una posición calmada.
Cuando lo pensamos, comprendemos que esta espera no es una habilidad que sea inherente al ser humano.
Desde que nacemos, los bebés reclaman atención para satisfacer todas las necesidades que tienen.
Y no las planea en un calendario, sino que tienen que cumplirse de inmediato. Y si no es así, gritará y llorará hasta que alguien atienda su llamada. Conforme crecemos, nos alejamos de esta sensación y generamos un espacio seguro en la que aprendemos a frustrarnos de manera saludable.
Aunque el desarrollo natural del ser humano le lleve a asentar las bases de esta paciencia, parece que la sociedad hoy en día avanza en la dirección contraria.
Las redes sociales y todos los avances tecnológicos de este siglo han hecho de la inmediatez el valor principal.
Empresas como Amazon ya entregan sus productos el mismo día de la compra.
Abres una aplicación y en media hora recibes el pedido del restaurante que desees de la ciudad.
Y cuando envías un WhatsApp y no te responden hasta dentro de 6 o 7 horas, te preguntas si a esa persona le habrá ocurrido algo malo.
Como cuenta Zygmund Bauman, la espera se ha convertido en un estigma de inferioridad. Cuánto tiempo tengas que esperar hasta que recibas atención de parte de otra persona, determinarátu posición social.
El ritmo frenético que impongamos en nuestra empresa determinará la calidad del trabajo que recibamos.
Cuanto más rápido pongamos las máquinas a trabajar, más superficial será el resultado.
Si queremos que un equipo se comprometa con nuestras metas, necesitamos darles el espacio de seguridad que necesitan para conseguir ese objetivo.
Pues de la misma manera que sucedía con el bambú, para crecer rápido necesitamos unas raíces poderosas.
Y eso solo se consigue con tiempo.
En Human-Tower invocamos esta nueva manera de liderazgo en el que importa el fin, pero también los medios.
Por ello apostamos por crear un contexto en el que cada una de las partes del equipo disfrute del día a día. Solo así conseguiremos un compromiso real y a largo plazo con el resto de compañeros y los objetivos de la organización.